Mentis Simplus
Beatriz Alvarez Barrón
“El éxito no tiene
explicación,
el fracaso siempre
tiene excusas”
WFS
Con convicción acepté la
invitación de mi amigo Juan Manuel para hacer el #Reto21Días Maestría de Vida
de William Fernando Sánchez, Coach de Vida, influencer
y reconocido conferencista de
Desarrollo Humano, porque me gusta
desafiarme, comprometerme y reconocer que puedo llegar hasta donde lo desee.
Veintiún días cambié mi
horario al despertar (5am) y medité junto con más de 250 meditadores del mundo
por Instagram y Facebook: Australia, Colombia, Bélgica, Francia, Miami, México
y otros países de Latinoamérica y Europa.
El resultado de mi esfuerzo no solo fue la disciplina también me divertí mucho, reí y lloré con las
historias contadas. Conocí nuevas anécdotas y recordé libros, películas y
canciones que tenía en el olvido.
Reviví mis años de joven estudiante.
Escuché metáforas, música, poemas,
oraciones, hice rituales que tienen repercusión. Te quiero compartir estas
reflexiones producto de mis notas (escribir es parte de mi proceso de
aprendizaje) durante estos 21 días meditando, en donde cito frases textuales de
William Fernando:
No tenemos un alma “Somos alma y tenemos un cuerpo”. ¿Sabes de qué color es tu alma? El alma
es amor, energía. Darse cuenta que el ego es el resultado de la separación y de
una programación nos da el poder de decidir entre el amor o el miedo. Colocar
la mente al servicio del corazón es más atinado que dejar que el ego la dirija.
Conocer nuestro estado de
consciencia y el de otros nos da la oportunidad de cambiar y de aceptar la
diferencia “Es tan valioso el verano como el invierno” las etiquetas, los
juicios surgen del ego y separan. ¿Con que situaciones tu ego se impacta y
siente ira?
El compromiso con tu propia
alma hace que trasciendas tus límites, genera valor y contribuyes al mundo.
Elimina de tu memoria el odio y el rencor. Si tú te sientes bien ayudas a
elevar la frecuencia de paz y amor ¿Cuál es tu estado emocional para compartir?
Meditar en tu lugar secreto ayuda a callar tu mente, la
tranquiliza. Para nutrir tu espiritualidad – ese campo de energía– es necesario escuchar la voz de tu corazón
que no lo vez pero lo sientes. Cree en el secreto que está escrito en tu
corazón no lo pienses solo como el órgano que la ciencia dice que late,
distribuye la sangre y que se puede infartar. El corazón es el asiento del
amor.
Somos trillones de células
con la memoria de la humanidad, un alma universal habitando en un cuerpo.
No permitas que el miedo de
otros mueva tu alma hacia afuera de tu centro. Las decisiones que tomes desde
tu alma te hacen sentir paz en el corazón y lo expandes hacia el cosmos, las
decisiones desde el miedo generan intranquilidad. Observa tus emociones y
regresa a tu alma, a tu centro, a tu corazón.
La consciencia única universal te pone en el lugar correcto. Desde
tu tradición religiosa expresa las memorias de tu origen, libérate de los
dogmas que castigan. “Amada fuente de amor,
de sabiduría, renuncio a mis expectativas y me dejo guiar por la voluntad
superior” ¿Quién habita en el centro de tu corazón?
Sé parte de la humanidad que
deja huella, encausa tus emociones y logra tocar el corazón de alguien. ¿Cuál
es el propósito de tu vida? Eres de los que están dejando huella o marcando a
otros. Si el corazón tiene marcas, heridas emocionales trabaja en terapia,
coaching, diplomados, talleres, libros, conferencias. ¡Muévete!
“Hazle
el día hoy a una persona”.
Haz un pacto con tu alma de
no vulnerar a nadie, si lo haces pide perdón dándote la oportunidad de amar y
servir a alguien. No intentes cambiar a los otros, deja que sigan su plan de
vida, ilumínalos con tu luz. Esta vida es una ilusión, dormido o despierto estamos
viviendo un sueño.
Hay cuatro pilares básicos
de la inteligencia emocional: Empatía, Resiliencia, Felicidad y Mindfulness.
Reconocer al otro y a ti mismo “me
recibo, me acepto, este soy yo, sin mascara” eleva tu amor propio, ten
misericordia, compasión y amate a ti mismo.
Mírate a los ojos y valora
todos tus dones, virtudes y secretos, escucha la memoria de tu alma, luego
escríbete una carta iniciando así “Amada(o)…”
¿Quién eres?, ¿cómo te percibes? con palabras amorosas conecta con el amor a ti
mismo.
William Fernando nos animó a
comprarnos un anillo, un par de zapatos nuevos a llevar cada noche al buró un vaso
con agua, agradecer nuestro día y beberlo. Dejarte una nota pegada en el
refrigerador o en el espejo, o en tu escritorio: “eres valiente”, “haces las
cosas bien”. Nos hizo estas preguntas: ¿Si fueras una canción que canción
serías? ¿Si fueras un libro que libro serias? y ¿si fueras una película que
película serias? Continuará…
Terapiabreveconbeatriz@gmail.com