martes, 19 de marzo de 2019

La ansiedad y los ataques de pánico se curan


Simple-Mente
Beatriz E. Alvarez Barrón


He recibido varias sugerencias para hablar de la ansiedad y los ataques de pánico que, con ayuda, se pueden tratar y remediar.
Desde niños en el hogar y en la escuela empezamos a bloquear nuestras emociones porque nos amenazan o por experiencias desagradables con algún miembro de la familia, en la calle o compañeros de la escuela.
Todos hemos sentido cierto grado de ansiedad o nerviosismo, el problema es cuando se convierte en patología. No es lo mismo la ansiedad de esperar las vacaciones para viajar que sentir todo el día aprehensión y luego sufrir un ataque agudo de ansiedad que limita la existencia.
Tampoco es igual el pánico por un sismo que aquel que nos persigue como sombra implacable de que algo fatal nos va a ocurrir.
Los casos son variados, hay diversos tipos de ansiedad y causas, me queda claro que cada persona la experimenta de diferente manera aunque presenten síntomas similares. Hay pacientes que su ansiedad la controlan y no llegan a presentar ataques de pánico, otros sienten el pánico crítico sin una condición previa de angustia prolongada y casi todos reconocen que la angustia y el pánico agudo no les permite tener tranquilidad.
¿Quieres vivir así? puedes acostumbrarte y permitir el deterioro físico y mental o puedes atajar el problema de inmediato y ponerte en manos expertas para curarte.
Voy a referirme a la experiencia clínica para comprender mejor el tema y orientar al lector. Lo importante es saber que estos casos tienen remedio y cuando se pueda, hay que ayudar al amigo, al familiar o a quien sea, para que enfrente y resuelva estas crisis mediante un tratamiento integral.
La psicoterapia funciona, es preciso escuchar y comprender para aplicar correctamente todas las técnicas disponibles y eficaces que hoy existen.
De los casos de ansiedad que me ha tocado atender observo un sentimiento de preocupación, nerviosismo e impaciencia y mucho miedo a que les dé un ataque de ansiedad. Todos tienen en mayor o menor medida estas constantes y a veces hay sudoración excesiva, falta de aire, mucho calor; una vez que veo estos síntomas diagnostico con facilidad que el cuadro de ansiedad está presente.
Estos sentimientos de temor van en aumento y hacen que la persona se empiece a alejar de las actividades que antes disfrutaba, provocándole problemas en sus relaciones interpersonales.
Evitan ciertos lugares o situaciones. Si sufrieron un acontecimiento traumático pueden revivir el evento y aparecer los síntomas de ansiedad por el estrés postraumático.
Si no se atienden pronto los síntomas se agravan y los ataques de pánico pueden ser recurrentes y cada vez más críticos, incluso con deseos de morir o suicidarse. Estos ataques generalmente tienen patrones muy específicos: taquicardia, mareo, desmayo, debilidad emocional, hormigueo, sudoración, opresión en el pecho y una sensación de pérdida de control.
La terapia es a la medida, cada persona tiene que tener un trato amable, cálido y de confianza. Que pueda expresar todo lo que no ha dicho y que se le comprenda sin juzgar.
Los problemas y conflictos emocionales tienen solución. Las personas que sufren de ansiedad pueden aceptar nuevamente el proceso  de su vida, saber que lo que les está sucediendo desaparecerá si buscan ayuda profesional.
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