Simple-Mente
Beatriz E. Alvarez Barrón
Si hiciéramos una breve
revisión literaria sobre el perdón, ya sea filosófica, política o psicológica,
podríamos darnos cuenta de que existe un acuerdo sobre el sentimiento que está implicado
de manera indiscutible en el perdón. Este es el resentimiento.
El resentimiento genera
hostilidad, se ve reflejado en diversos sentimientos y actitudes hacia algo o
alguien (puedes ser hacia ti mismo), la ira no resuelta hacia un acontecimiento
y la incapacidad para perdonar.
Para evitar el resentimiento
que bloquea la estructura emocional de una persona es necesario perdonar y
perdonarse. Perdonar puede significar superar los sentimientos de desprecio que
representan la raíz del resentimiento.
Si una persona no ha
perdonado un agravio, se reprocha constantemente por algo que hizo o por una
negligencia, podría acumular una variedad de sentimientos – conscientes e inconscientes– como ira, odio, desprecio, indiferencia,
desilusión y tristeza.
El tipo de perdón que
comúnmente se practica es el que se otorga pensando que el malvado es el otro y
que eres tú el herido. Así reafirmas tu
bondad sin darte cuenta que lo que no te gusta del otro, es tuyo, pero
prefieres verlo en él y no en ti. A esto se le llama proyección psicológica.
Parece un lugar común que
las personas afirman perdonar y perdonarse, sin embargo, en los procesos de
psicoterapia se descubre que están enojadas y que experimentan odio
autodirigido provocándoles enfermedades y actitudes emocionales negativas.
Perdonar todo y no juzgar es
una forma de restaurar y mantener la autoestima personal. El hecho de no
perdonarse a sí mismo puede ser perjudicial
para el bienestar psicológico. El perdón es conveniente cuando la culpa y la
vergüenza alcanzan niveles significativamente altos.
Cuando te dañan, tu visión
del mundo cambia y este daño puede ser permanente. En tu mente sigue el miedo,
la ira, la vergüenza o la culpa. Hay que cambiar de perspectiva para salir de
la prisión emocional.
El cuerpo se puede sanar
como efecto del verdadero perdón. El perdón a ti mismo ayuda a la reconciliación, a
corregir errores pasados y a curar las heridas profundas y antiguas. Se reparan
los daños y te das un regalo de comprensión.
Abandonar todos los
resentimientos a través del perdón te orientará a tener relaciones amistosas y no habrá bloqueos
que te impidan disfrutar de la salud plena
que mereces. Reconocer en ti tus errores de percepción es fundamental para ver
la verdad, no como la quieres ver sino como es.
En la consulta terapéutica
descubrimos si hay algún bloqueo en la estructura mental, emocional y espiritual
que esté impidiendo el logro de objetivos, buenas relaciones con otras personas
y sobretodo, dejar la culpa para darle libertad a la existencia a través del
perdón.
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Facebook: Beatriz Alvarez Barrón
Twitter:
@beatricealvare9
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