martes, 23 de enero de 2018

¿Te sientes vigilado?

Simple-Mente
Beatriz E. Alvarez



La intimidad ya no existe en un mundo cada vez más digital, cada vez más vigilado. El diccionario de la lengua española define la privacidad como: ámbito de la vida privada que se tiene derecho a proteger de cualquier intromisión. También puede ser definida como el ámbito de la vida personal de un individuo, quien se desarrolla en un espacio reservado, el cual debe mantenerse confidencial.

Tuve la oportunidad el pasado fin de semana de ver en TV UNAM el documental “Panopticon: ilusión of privacy” significa “ver todo” en griegorealizado hace cinco años (2012) que tiene impacto periodístico y es socialmente crítico, realizado por Peter Vlemmix joven director y productor de cine holandés, en el que realiza una investigación en los Países Bajos, centrada en el estado de privacidad en la sociedad moderna.
Nos enumera una serie de violaciones de la privacidad como: reconocimiento facial en los tranvías de Rotterdam, almacenamiento de matriculas en las carreteras, archivos psiquiátricos en las aseguradoras y el gobierno y la inspección profunda de paquetes, teléfono, correo electrónico y computadoras (cámara y micrófono).

A través de entrevistas, Vlemmix nos muestra un ejemplo en Alemania, la población tiene más consciencia de la privacidad como resultado de la memoria del régimen nazi, cuando se quemaban las listas de personas para que no supieran quienes eran judíos. “Nunca se sabe cuándo van a hacer uso de la información”.

Me pregunto cuantas personas en nuestro país están conscientes de que toda su información “privada” está circulando en la red. Si alguien hubiera dicho hace cincuenta años que nosotros mismos les daríamos al gobierno y a los delincuentes nuestra información personal, no le hubieran creído. Hoy es una realidad.

Dicen los expertos que mientras más se “cruce” la información mayores posibilidades existen de exponer nuestra intimidad. Dar a conocer los gustos, ocupación, familia, amistades, viajes, nivel socio económico y prácticas sexuales, entre otros aspectos; ayuda a crear un archivo virtual que permanecerá en la nube y no hay manera, hasta hoy, de borrarlo.

Nos enteramos de los riesgos de dar nuestra información personal al crear un perfil, usar Uber, bajar una aplicación o googlear; una vez que ya lo hicimos. Le hemos entregado -obligatorio- al gobierno nuestra “intimidad”: licencia de conducir, servicios de salud, escuelas, bancos, pagos de impuestos, placas, compra-venta de inmuebles y un largo etcétera.

¿Qué hacer ante esta situación?

terapiabreveconbeatriz@gmail.com



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