martes, 7 de mayo de 2019

¿Porqué los padres quieren adueñarse de la vida de sus hijos?


Simple-Mente
Beatriz E. Alvarez Barrón


Seguramente has escuchado la preocupación maternal cuando una madre dice “me preocupa mi hijo” porque no tiene trabajo, porque sus amistades no son buenas o porque tiene problemas con su pareja; y ya tiene treinta o más años el hijo.
Lo que pareciera amoroso en el fondo es un ataque despiadado. En realidad lo que se quiere es adueñarse de la vida de los hijos. Es muy difícil dejar de verlos como niños, esta imagen  proporciona mucho placer y está guardada en la mente  inconsciente; no se quiere ver la realidad, el hijo ya creció, ya es un adulto.
Cuando la madre se preocupa por las decisiones de los hijos, en el fondo equivale a decirles que ella es más sabia, que sabe lo que es mejor para ellos y no reconoce el poder de la mente de sus hijos para elegir sus lecciones.
En el libro “Padres e hijos, la lección más difícil”  Kenneth Wapnick  hace notar como los padres se preocupan más por lo externo (la forma): su trabajo, su boda, su economía y dejan de lado su mente, no les interesa en absoluto; pero si quieren elegir a nivel de la mente de sus hijos.
¿Hay alguna culpa por no haber hecho bien el papel de madre o padre? Si no se responde de acuerdo a lo que la sociedad espera, entonces hay preocupación. Cuando ya es mayor el hijo o hija hay que aceptarlos tal como son, sin hacerse responsable con culpa y miedo por sus decisiones.
Cuando son niños es diferente, se es responsable de su cuerpo, de su salud, de su educación  y de todo lo que pueda ayudarle o afectarle. A los treinta años ya no es así, de lo contrario, es mandarle el mensaje de que no es capaz de hacerse responsable de sí mismo.
La madre se preocupa por el hijo en lugar de aceptar lo que él ha elegido para su vida. Lo que quiere es verse como una madre amorosa, pero no es así, en el fondo quiere soltar la culpa y esto impide aceptar cualquier decisión que tome, así sea algo que la madre y todo el mundo considere una tontería: vivir cerca de un cementerio, trabajar en un antro, estar con la persona incorrecta.

A los padres les cuesta trabajo decirle a los hijos que hagan lo que hagan se les va a seguir queriendo, sin importar que no sigan los patrones sociales “el qué dirán”, ni sus propios deseos insatisfechos proyectados en los hijos. En el amor no debe haber límites hay que preocuparse más por el contenido (el amor por ellos) que por la forma.
Las decisiones que toman los hijos pueden estar completamente equivocadas, pero esto no impide que se respete lo que quieren hacer. Su ego puede equivocarse pero el error puede corregirse.
Se puede decir lo que se piensa que es lo correcto o dar un consejo, si se pide. Si sigue el consejo o no, es otra cosa. Lo que importa es que los hijos no han hecho nada para poner en peligro la relación de amor con los padres por tomar decisiones equivocadas.
Seguir haciendo lo que los padres hacen normalmente a medida que los hijos crecen está bien, pero cuando ya crecen y se han ido de casa, a menos que  soliciten específicamente un consejo, hay que preocuparse solo de mantener el amor por ellos.
Este libro me ha dejado muy claro lo que como madre he experimentado, he cometido muchos errores, pero mi amor siempre ha estado ahí, sin condiciones. Yo no sé, si tú, te has identificado con algún párrafo de este texto, de ser así, con tan solo hacer conscientes tus errores ya estas cambiando tu pensamiento y el de tus hijos por añadidura.
Ser una madre amorosa y dejar en libertad a tus hijos, es el mejor regalo para ellos en este día de la madre.
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