Las
creencias acerca de la muerte se reflejan de diversas maneras. ¿Cuál es tu
creencia? Una que te hace sufrir y tenerle miedo o una que te da paz y
confianza.
Te comparto lo
que dice el libro “Un Curso de Milagros”
acerca de la muerte en el Manual del Maestro 27. pag. 671-672.
¿Qué es la muerte?
1.
La muerte es el sueño central de donde emanan todas las ilusiones. ¿No es acaso
una locura pensar que la vida no es otra cosa que nacer, envejecer, perder
vitalidad y finalmente morir? Ya hemos planteado esta pregunta anteriormente,
pero ahora debemos examinarla con mayor detenimiento. La creencia fija e
inalterable del mundo es que todas las cosas nacen para morir. Se considera que
así es como "opera la naturaleza", y ello no se debe poner en tela de
juicio, sino que debe aceptarse como la ley "natural" de la vida. Lo
cíclico, lo cambiante y lo incierto; lo inestable y lo inconstante; lo que de
alguna manera crece y mengua siguiendo una trayectoria determinada, es lo que
se considera la Voluntad de Dios. Y nadie se pregunta si un Creador benigno
hubiese podido disponer algo así.
2.
Si el universo que percibimos fuese tal como Dios lo creó, sería imposible
pensar que Dios es amoroso. Pues aquel que ha decretado que todas las cosas
mueran y acaben en polvo, desilusión y desesperanza, no puede sino inspirar
temor. Tu insignificante vida está en sus manos, suspendida de un hilo que él
está listo para cortar sin ningún remordimiento y sin que le importe, tal vez
hoy mismo. Y aun si esperase, el final es seguro de todas formas. El que ama a
un dios así no conoce el amor, ya que ha negado que la vida sea real. La muerte
se ha convertido en el símbolo de la vida. Su mundo es ahora un campo de
batalla, en donde reina la contradicción y los opuestos luchan en una guerra
interminable. Allí donde hay muerte es imposible la paz.
3.
La muerte es el símbolo del temor a Dios. La idea de la muerte oculta Su Amor y
lo mantiene al margen de la conciencia cual un escudo puesto en alto para bloquear
el Sol. Lo siniestro de este símbolo basta para demostrar que la muerte no
puede coexistir con Dios. La muerte presenta una imagen del Hijo de Dios en la
que éste acaba "descansando en paz" en los brazos de la devastación, donde
los gusanos lo esperan para darle la bienvenida y así prolongar un poco más su propia
existencia gracias a su muerte. Mas los gusanos están igualmente condenados a
morir. Y de esta forma, todas las cosas viven gracias a la muerte. En la
naturaleza, el devorarse unos a otros es la "ley de la vida". Dios
está loco y sólo el miedo es real.
4.
La extraña creencia de que una parte de las cosas que mueren puede seguir
existiendo separada de lo que muere, tampoco proclama a un Dios amoroso ni
vuelve a sentar las bases para que se tenga confianza. Si la muerte es real
para una sola cosa, la vida no existe. La muerte niega la vida. Pero si la vida
es real, lo que se niega es la muerte. En esto no puede haber transigencia
alguna. O bien existe un dios de miedo o bien Uno de Amor. El mundo intenta
hacer miles de transigencias al respecto, y tratará de hacer mil más. Ni una
sola puede ser aceptable para los maestros de Dios, ya que ninguna de ellas
sería aceptable para Dios. Él no creó la muerte, puesto que no creó el miedo. Para
Él ambas cosas están igualmente desprovistas de sentido.
5.
La "realidad" de la muerte está firmemente arraigada en la creencia
de que el Hijo de Dios es un cuerpo. Y si Dios hubiese creado cuerpos, la
muerte sería ciertamente real. Pero en ese caso Dios no sería amoroso. Ningún
otro punto ilustra en forma tan clara el contraste que existe entre la percepción
del mundo real y la del mundo de las ilusiones. Si Dios es Amor, la muerte es,
de hecho, la muerte de Dios. Y por lo tanto, Su Propia creación no puede sino temerle.
Dios no es su Padre, sino su destructor; su vengador, no su Creador. Sus
Pensamientos son aterradores y Su imagen temible. Contemplar Sus creaciones es
morir.
6.
"El último enemigo destruido será la muerte." ¡Por supuesto que sí!
Sin la idea de la muerte no habría mundo. Todos los sueños acabarán con éste.
Ésta es la meta final de la salvación, el fin de todas las ilusiones. Y todas
las ilusiones nacen de la muerte. ¿Qué puede nacer de la muerte y tener vida?
Por otra parte, ¿qué puede originarse en Dios y morir? Las inconsistencias, las
transigencias y los ritos que el mundo fomenta en sus vanos intentos de
aferrarse a la muerte y al mismo tiempo pensar que el amor es real, no son más
que necios trucos mágicos que no tienen sentido ni eficacia.
Dios
es eterno, al igual que todas las cosas creadas en Él. ¿No ves que de no ser
así, Él tendría un opuesto y el miedo sería tan real como el amor?
7.
Maestro de Dios, tu única tarea puede definirse de la siguiente manera: no
hagas ningún trato en el que la muerte sea parte integrante de él. No creas en
la crueldad, ni permitas que el ataque oculte la verdad de ti. Lo que parece
morir, tan sólo se ha percibido incorrectamente y se ha llevado al campo de las
ilusiones. De ahí que tu tarea sea ahora permitir que las ilusiones sean
llevadas ante la verdad. Mantente firme sólo en esto: no te dejes engañar por
la "realidad" de ninguna forma cambiante. La verdad no cambia ni
fluctúa, ni sucumbe ante la muerte o ante la destrucción. ¿Y cuál es el final
de la muerte? Nada más que esto: el reconocimiento de que el Hijo de Dios es
inocente ahora y siempre. Nada más que eso. Pero no olvides que tampoco es
menos.
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