viernes, 25 de junio de 2010

“Una mirada abarcativa sobre el problema de la violencia familiar”.




La violencia familiar comenzó a tematizarse como problema social grave a comienzos de los años 60, cuando algunos autores describieron el “síndrome del niño golpeado”, redefiniendo los malos tratos hacia los niños. El tratamiento periodístico de estos casos, en una época en que los medios de comunicación comenzaban a mostrar su poder de penetración, contribuyó a generar un incremento de la conciencia pública sobre el problema.

La mayoría de los trabajos de investigación realizados en los últimos veinte años nos demuestran que la violencia y el maltrato en la familia son fenómenos “normales” desde un punto de vista estadístico a cuya definición, como una formación cultural apoyada en valores, contribuyen mitos, creencias y estereotipos firmemente arraigados en la sociedad.

Conflicto
Los conflictos interpersonales son uno de los resultados posibles de la interacción social, como expresión de la diferencia de intereses, deseos y valores de quienes participan en ella. A la luz de los conocimientos actuales, podría decirse que el conflicto es un factor participante en cualquier agrupamiento humano.

La familia, en tanto grupo humano, es un medio especialmente propicio para la emergencia de conflictos entre sus miembros. Esto es así por razones que analizaremos más adelante, y a pesar de una serie de mitos que tendieron a configurar una imagen idealizada de la familia como lugar de armonía y equilibrio.

Las distintas etapas evolutivas por las que atraviesa la familia favorecen la emergencia de diferentes y sucesivos tipos de conflictos. Algunos de ellos se resuelven sin ayuda externa; otros la requieren. Pero, en todos los casos, resulta imprescindible distinguir entre la noción de conflicto intrafamiliar y la de violencia familiar, tal como intentamos definirlas en este trabajo. Las peleas, discusiones, enojos, controversias, disgustos, disensos, etcétera, no conducen, necesariamente, a comportamientos violentos para su dilucidación.

Agresividad
“Agresividad” es un constructo teórico en el que cabe distinguir tres dimensiones: a) una dimensión conductual – en el sentido de conducta manifiesta – la que llamamos agresión; b) una dimensión fisiológica – en el sentido de concomitantes viscerales y autonómicos - que forma parte de estados afectivos; c) una dimensión vivencial o subjetiva que califica la experiencia del sujeto, a la que llamaremos hostilidad.

La agresividad humana no es un concepto valorativo, sino descriptivo. Por lo tanto, no es buena ni mala: forma parte de la experiencia humana y tiene, siempre, una dimensión interpersonal.


Agresión
Es la conducta mediante la cual la potencialidad agresiva se pone en acto. Las formas que adopta son disímiles: motoras, verbales, gestuales, posturales, etcétera. Dado que toda conducta es comunicación, lo esencial de la agresión es que comunica un significado agresivo. Por lo tanto, tiene un origen (agresor) y un destino (agredido).

Violencia
La raíz etimológica del termino violencia remite al concepto de “fuerza”. El sustantivo “violencia” se corresponde con verbos tales como “violentar”, “violar”, “forzar”.

A partir de esta primera aproximación semántica, podemos decir que la violencia implica siempre el uso de la fuerza para producir un daño. En un sentido amplio, puede hablarse de violencia política, de violencia económica, de violencia social y hasta de violencia meteorológica (se dice que un temporal es violento cuando su fuerza es tal que destruye lo que encuentra a su paso). En todos los casos, el uso de la fuerza nos remite al concepto de poder.

La conducta violenta, entendida como el uso de la fuerza para la resolución de conflictos interpersonales, se hace posible en un contexto de desequilibrio de poder, permanente o momentáneo.

LA VIOLENCIA EN LA FAMILIA
La dinámica del poder es una de las características comunes de las diversas formas de la violencia familiar. Como punto de partida para la búsqueda de una definición del problema, resulta insoslayable. De ahí que no consideramos, cuando hablamos de violencia familiar, los golpes de puño que un niño pequeño le da a su madre cuando ella lo priva de algo que él quiere.

Consideramos la violencia como una situación en la que una persona con más poder abusa de otra con menos poder: la violencia tiende a prevalecer en el marco de relaciones en las que existe la mayor diferencia de poder. Los dos ejes de desequilibrio de poder dentro de la familia están dados por el género y por la edad, como veremos más adelante.

El termino violencia familiar alude a todas las formas de abuso que tienen lugar en las relaciones entre los miembros de una familia. Cuando hablamos de violencia familiar nos referimos, pues, a las distintas formas de relación abusiva que caracterizan de modo permanente o cíclico al vinculo intrafamiliar.


La violencia familiar representa un grave problema social, ya que se estima que alrededor del 50% de las familias sufre o ha sufrido alguna forma de violencia.

Esta definición, tomada en sentido amplio, muestra que cualquier miembro de la familia, independientemente de su raza, sexo y edad, puede ser agente o víctima de la relación abusiva. Sin embargo, las cifras estadísticas son elocuentes: es el adulto masculino quien con más frecuencia utiliza las distintas formas de abuso (físico, sexual o emocional), y son las mujeres y los niños las víctimas más comunes de este abuso.


Comprenderlo como un problema social implica cuestionar la creencia bastante común de que lo que sucede dentro del ámbito de una familia es una cuestión absolutamente privada. Esta afirmación deja de tener validez si consideramos que cualquier acto de violencia de una persona contra otra constituye un crimen, independientemente de que ocurra en la calle o dentro de las cuatro paredes de una casa. Pero, además, hay otras razones para dejar de considerarlo como un “problema privado”:

1. Las personas sometidas a situaciones crónicas de violencia dentro del hogar presentan una debilitación gradual de sus defensas físicas y psicológicas, lo cual se traduce en un incremento de los problemas de salud (enfermedades psicosomáticas, depresión, etcétera).
2. También se registra una marcada disminución en el rendimiento laboral (ausentismo, dificultades en la concentración, etcétera).
3. Los niños y adolescentes, que son víctimas o testigos de la violencia intrafamiliar, frecuentemente presentan trastornos de conducta escolar y dificultades en el aprendizaje.
4. Los niños, que aprenden en su hogar modelos de relación violentos, tienden a reproducirlos en sus futuras relaciones, perpetuando así el problema.
5. Un alto porcentaje de menores con conductas delictivas proviene de hogares donde han sido víctimas o testigos de violencia crónica.
6. Un alto porcentaje de los asesinatos y lesiones graves ocurridos entre miembros de una familia son el desenlace de situaciones crónicas de violencia domestica.

Éstas son algunas de las razones por los cuales el problema de la violencia familiar no puede seguir siendo entendido como una cuestión “privada”, ya que la salud, la educación, el trabajo, la seguridad son cuestiones públicas y comunitarias. Por lo tanto, un factor potencialmente perturbador para todas esas áreas debe ser considerado como un problema que nos afecta a todos, en cuanto integrantes de una comunidad.


1. Maltrato infantil

Es cualquier acción u omisión, no accidental, que provoque daño físico o psicológico a un niño por parte de sus padres o cuidadores. Pero esta definición engloba diferentes tipos de maltrato.

1.1. ABUSO FÍSICO. Cualquier acción, no accidental, por parte de los padres o cuidadores, que provoque daño físico o enfermedad en el niño. La intensidad del daño puede variar desde una contusión leve hasta una lesión mortal.
1.2. ABUSO SEXUAL. Cualquier clase de contacto sexual con un niño por parte de un familiar / tutor adulto, con el objeto de obtener la excitación y/o gratificación sexual del adulto. La intensidad del abuso puede variar desde la exhibición sexual hasta la violación.
1.3. ABUSO EMOCIONAL. Típicamente se presenta bajo la forma de hostilidad verbal crónica (insultos, burlas, desprecio, críticas o amenazas de abandono) y constante bloqueo de las iniciativas infantiles (que puede llegar hasta el encierro o confinamiento) por parte de cualquier miembro adulto del grupo familiar.
1.4. ABANDONO FÍSICO. Es un maltrato pasivo; ocurre cuando las necesidades físicas (alimentación, abrigo, higiene, protección y vigilancia de las situaciones potencialmente peligrosas, cuidados médicos) no son atendidas, temporaria o permanentemente, por ningún miembro del grupo que convive con el niño.
1.5. ABANDONO EMOCIONAL. Es la falta de respuesta a las necesidades de contacto afectivo del niño, ausencia de contacto corporal, caricias, etcétera, e indiferencia frente a los estados anímicos del niño.
1.6. NIÑOS TESTIGOS DE VIOLENCIA. Cuando los niños presencian situaciones crónicas de violencia entre sus padres. Los estudios comparativos muestran que estos niños presentan trastornos muy similares a los que caracterizan a quienes son víctimas de abuso.

2. Violencia Conyugal
Incluye las situaciones de abuso que se producen en forma cíclica y con intensidad creciente, entre los miembros de la pareja conyugal. El 2% de los casos corresponde a abuso hacia el hombre, el 75% de los casos corresponde a maltrato hacia la mujer y el 23% restante son los casos de violencia recíproca o cruzada.
2.1. MALTRATO HACIA LA MUJER. La mujer víctima de violencia por parte de su esposo o compañero es uno de los casos más frecuentes de violencia doméstica. La intensidad del daño varía desde el insulto hasta el homicidio. Según la definición de G. Ferreira, “una mujer golpeada es aquella que sufre maltrato intencional, de orden emocional, físico y sexual, ocasionado por el hombre con quien mantiene un vínculo íntimo”.
2.1.1. ABUSO FÍSICO. Incluye una escala que puede comenzar con un pellizco y continuar con empujones, bofetadas, puñetazos, patadas, torceduras, pudiendo llegar a provocar abortos, lesiones internas, desfiguraciones, hasta el homicidio.
2.1.2. ABUSO EMOCIONAL. Comprende una serie de conductas verbales tales como insultos, gritos, críticas permanentes, desvalorización, amenazas, etcétera. La mujer sometida a este clima emocional sufre una progresiva debilitación psicológica, presenta cuadros depresivos y puede desembocar en el suicidio.
2.1.3. ABUSO SEXUAL. Consiste en la imposición de actos de orden sexual contra la voluntad de la mujer. Incluye la violación marital.
2.2 VIOLENCIA RECÍPROCA O CRUZADA. Para poder clasificarla de este modo es necesario que exista simetría en los ataques y paridad de fuerzas físicas y psicológicas en ambos miembros de la pareja. El maltrato recíproco puede ser verbal y/o físico.

3. Maltrato a ancianos
Puede ser definido como todo acto que, por acción u omisión, provoque daño físico psicológico a un anciano por parte de un miembro de la familia. Comprende agresiones físicas, tratamientos despectivos, descuido en la alimentación, el abrigo, los cuidados médicos, el abuso verbal, emotivo y financiero, la falta de atención, la intimidación, las amenazas, etcétera, por parte de los hijos u otros miembros de la familia.


Sabemos que en los años 70’s se inició con el movimiento feminista que atrajo las miradas hacia los derechos de las mujeres para protegerlas de la violencia. En los años 1974 a 1978 yo cursaba la carrera de Psicología en la UNAM y me uní a un grupo feminista de maestras chilenas que llegaron a la facultad con estas nuevas ideas de emancipación.

Podría decir que en esa época inició mi concientización acerca del rol de la mujer en la sociedad mexicana. Cabe aclarar que en mi familia de orígen yo no vi conductas violentas, esto no quiere decir que no existieran, la violencia psicológica la siente la víctima, los otros no la ven.

¿Qué me dice esto? Que son tan poderosas las creencias y los valores sociales que son introyectados desde la infancia, que tenemos que sensibilizar y concientizar a las nuevas generaciones de hombres y mujeres en el tema de los derechos humanos, de la violencia de género, de la solución de conflictos con la no violencia, educar en la Ética y los Valores, para que no se repitan los patrones culturales que permiten continuar con la violencia intrafamiliar.

La tarea para los que nos capacitamos en el tema de la Violencia Intrafamiliar es educar a las futuras generaciones de mujeres y hombres, atender a las víctimas que hoy están sufriendo por ello, y confiar en que nuestra labor dará frutos.

Beatriz E. Alvarez


Bibliografía:

Jorge Corsi (1994). “Una mirada abarcativa sobre el problema de la violencia familiar”. En: Violencia Familiar, Paidós, Buenos Aires. Diplomado de Atención a Víctimas de Violencia de Género y Violencia Intrafamiliar. Instituto Municipal de las Mujeres en Guadalajara.

1 comentario:

  1. ES UNA EXCELENTE MIRADA , QUE BUENO QUE ESTE TEMA SE LLENARA DE PERSONAS CON VALOR PARA ABORDARLO

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