Simple-Mente
Beatriz
E. Alvarez
Me platicó Casandra que un
domingo por la noche “Se tropezaron cinco zarigüeyas en el bosque, ya se conocían
pero no se habían reunido a exponer y argumentar
sus propuestas para la solución de los problemas de la población del bosque donde habitaban. Era tiempo de cambiar.
Todas querían hablar al
mismo tiempo pero no se entendían, entonces se escucho una voz muy potente a lo
lejos, era la zarigüeya mayor, la más sabia, la más antigua en el bosque y les
ordenó que hablaran una por una y que se escucharan con atención, luego podían
refutar o estar de acuerdo con lo dicho.
¿Cuál es tu propósito? fue la
pregunta que tenían que responder. Una a una narró de diferente manera pero con
el mismo objetivo, que no querían a la zarigüeya que tenía más seguidores
porque ya era anciana y hablaba muy pero muy lento.
La más joven de las
zarigüeyas dijo muy sonriente y con sus
ante-ojos brillantes, que sus ideas para mejorar el bosque eran mejores que las
de todos los presentes porque tenía toda la tecnología a su alcance.
Otra dijo mostrando sus
filosos dientes, pero sin agresividad, que era muy honrada y que podían confiar
en ella para los manejos del dinero porque tenía experiencia por sus anteriores
trabajos y que le gustaba leer y estudiar, que
hablaba varios idiomas y que así podría comunicarse con las zarigüeyas
de todo el mundo.
La zarigüeya de pelo más largo muy apasionada y
con firmeza en sus palabras, mirándolos a los ojos les dijo: que su propósito
era defender a las familias de zarigüeyas y que haría uso de todos los recursos
a su alcance, vale decir que su pareja ya había sido elegida presidente del
bosque y que por hacer uso de zarigüeyas
armadas y entrenadas para matar, se desencadenó una ola de violencia tal, que
todos los rincones del bosque sigue oliendo a sangre putrefacta.
La zarigüeya apodada
“entremetida” quería venganza y con ironía y sarcasmo trataba de convencerlas
de que ella era la mejor opción para vengar al pueblo, mutilaría a las
ladronas.
Había momentos en que se
paralizaban por el miedo al escuchar que podría darse “el perdón de penas” a
las zarigüeyas encarceladas que robaban, mataban y secuestraban. También para
las más malas del bosque y las que vendían sustancias que dañaban la salud y el
bienestar social.
No se daban cuenta que las
zarigüeyas asesinas y ladronas tenían familias que mantener y que otras desde
su madriguera querían el poder para gobernar el bosque en disputa. Todas querían
subir hasta lo alto de los árboles para desde ahí ver mejor a sus súbditas,
levantar el dedo índice y dar órdenes de acuerdo a sus creencias, valores y
principios. De acuerdo a sus intereses.
La población de zarigüeyas
desde sus casas, veían y escuchaban a través de bocinas y pantallas que habían
instalado desde horas antes del encuentro. Mientras sucedía el tropiezo de las
cinco representantes, la población se peleaba, se gritaba, se insultaba.
Se formaron grupos
diferentes para apoyar a sus elegidas; decenas, miles, millones de zarigüeyas
gritando a los cuatro vientos quien era la mejor para mandar. Lo único de lo
que no se daban cuenta era que solo estaban de acuerdo con la zarigüeya que
dijera lo que querían escuchar.
Sin consciencia, sin
reflexión acerca de las necesidades de toda la población, solo veían las
necesidades de ciertos sectores del bosque y de sus propios intereses”.
¿Sería posible en el mundo de las zarigüeyas que
unieran sus propósitos para llegar a un fin común que beneficiara a todas? Si
la que representa a cada uno de los diferentes grupos es la mejor, la más honesta,
la más capaz, la más inteligente, la que tiene más práctica ¿me pregunto por
qué no unen todas sus capacidades y experiencias, sus recursos, sus amistades,
sus consejeros, sus aliados, para que todas las zarigüeyas vivan en un bosque
mejor?
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