Simple - Mente
Beatriz E. Alvarez Barrón
Usando las metáforas se
puede ayudar a corregir ciertas conductas que no son adecuadas, promover el
autocuidado y corregir de una forma suave, amorosa, sin necesidad de usar el
castigo. La imaginación del niño actúa de forma terapéutica automáticamente.
La metáfora es un recurso
retórico poco utilizado en psicoterapia. Consiste en nombrar un término real
con uno imaginario, entre los cuales existe una relación de semejanza. Es un
mensaje a la mente inconsciente y tiene un efecto rápido y duradero. Hay
diferentes tipos de metáforas que son utilizadas en el enfoque
cognitivo-conductual y en la hipnoterapia clínica.
Los efectos pueden ser hipnóticos y disminuir conflictos y eliminar padecimientos como por
ejemplo la ansiedad.
A continuación un ejemplo de
metáfora terapéutica que elaboré para ayudar a un niño de 5 años que no duerme
bien, tiene pesadillas y ha estado mostrando actitudes hostiles hacia la madre.
El síntoma más evidente es que se muerde las uñas y actualmente sus dedos están
lastimados.
El propósito de esta
metáfora es que el niño y la madre tengan comunicación diariamente antes de
dormir para favorecer la relajación y la seguridad de un sueño placentero,
expresando los logros y los temores; además de provocar cambios de conducta más
adecuados en diferentes contextos como la escuela y la casa.
“Una noche la familia Conejo se reunió para
platicar de lo que había sucedido durante el día. Papá conejo platicó que
cuando se dirigía al trabajo brincaba por la pradera como brincan los conejos
cuando están activos, mientras veía a otros papas conejo que llevaban sus
herramientas para hacer su labor diaria.
Todos lo escuchaban con
atención porque sabían que cuando terminara de hablar les tocaría su turno y
era muy emocionante poder decirle a toda la familia lo que habían sentido, lo
que habían visto, lo que escuchaban durante el día y hasta lo que saboreaban…
Mamá conejo les dijo que
salió a recolectar las hortalizas y las frutas para preparar la comida y que
rápidamente corría de un lugar a otro
para cortar algunas flores que pondría dentro de un jarrón amarillo en el
centro de la mesa.
Los pequeños conejitos levantaban las orejas – que
eran ¡muuuy! grandes al igual que sus dientes – veían
con los ojos de la imaginación a mamá
preparando con mucha alegría la sabrosa y nutriente comida.
Cuando llego su turno para hablar, los dos conejitos
empezaron al mismo tiempo y no se les entendía nada, levantaban la voz para ver
quien gritaba más fuerte, pero entonces decidieron –con una rápida mirada y un guiño de ojo
(hacerlo) – quien empezaría primero.
Quedaron en silencio esperando a ser escuchados…
Habló el más pequeño de los conejos, que en realidad era
el mayor, o no, eran de la misma edad:
– Yo
fui con mi hermano a la escuela… dijo
Asistía a una escuela para conejos, como las hay también
para peces y para elefantes y para niños.
Continuó diciendo…
Además de aprender jugando,
jugué aprendiendo con mi maestra. Salí en el recreo a comer mis zanahorias
dulces y a descansar mientras miraba a mis compañeros conejos y conejas reír,
correr y hasta pelear por una pelota; pero era tan divertido verlos que me
reuní con ellos disfrutando protegidameeeente… luego llego la hora de regresar al salón.
Estaba cansado y con sueño
pero contento de tener un día más para aprender jugando y jugando a aprender. En
poco, pero muy poquito tiempo, había que estar alerta para cuando mama coneja
llegara por los conejitos para ir a casa.
El siguiente conejito dijo:
– Yo he tenido mucho sueño, cuando me levanté
por la mañana me sentía cansado. Por la noche no he podido dormir como duermen
los angelitos conejos disfrutaaando, sonrieeendo… y a mí me gusta dormir como
descansa un ángel conejo.
De pronto escuchó una voz
dentro de su cabecita de conejo que le decía:
– Yo
no sé si tu vas a dormir muy bien, pero muuuy bien… cada noche después de
platicarles a tu papá, a tu mamá y a tu hermano ¿cómo te sientes? lo que más
te gusta y lo que no te gusta… porque a
los niños conejos les gusta jugar, brincar e ir a las fiestas de sus amigos
conejos cuando están descansados y alegres.
Mientras terminaban de platicar se podía ver a toda la familia
ahí reunida cerrando sus ojitos ya rojos de sueño, esta noche sería la mejor
noche de todo este tiempo, era una noche especial…
Se escuchan amorosamente, se
miran con ternura y comprensión y esto les hace sentir en el centro de su pecho
muy cerca del corazón, un calorcito agradable, como el que se siente cuando
estas protegido por el amor de tus papas.
Se dieron las buenas noches
y se fueron a dormir con la ilusión de volver a verse por la mañana.
Usar metáforas con niños es
una estrategia muy fácil de elaborar y está al alcance de cualquier persona.
Usar a los animalitos como referencia para explicar conceptos o para corregir
los errores es muy beneficioso para todos.
Twitter
@beatricealvare9