miércoles, 12 de diciembre de 2018

¿Cómo apoyar a los niños en lugar de castigar?


Simple - Mente
Beatriz E. Alvarez Barrón


Usando las metáforas se puede ayudar a corregir ciertas conductas que no son adecuadas, promover el autocuidado y corregir de una forma suave, amorosa, sin necesidad de usar el castigo. La imaginación del niño actúa de forma terapéutica automáticamente.
La metáfora es un recurso retórico poco utilizado en psicoterapia. Consiste en nombrar un término real con uno imaginario, entre los cuales existe una relación de semejanza. Es un mensaje a la mente inconsciente y tiene un efecto rápido y duradero. Hay diferentes tipos de metáforas que son utilizadas en el enfoque cognitivo-conductual y en la hipnoterapia clínica.
Los efectos pueden ser hipnóticos y disminuir  conflictos y eliminar padecimientos como por ejemplo la ansiedad.
A continuación un ejemplo de metáfora terapéutica que elaboré para ayudar a un niño de 5 años que no duerme bien, tiene pesadillas y ha estado mostrando actitudes hostiles hacia la madre. El síntoma más evidente es que se muerde las uñas y actualmente sus dedos están lastimados.
El propósito de esta metáfora es que el niño y la madre tengan comunicación diariamente antes de dormir para favorecer la relajación y la seguridad de un sueño placentero, expresando los logros y los temores; además de provocar cambios de conducta más adecuados en diferentes contextos como la escuela y la casa.
   “Una noche la familia Conejo se reunió para platicar de lo que había sucedido durante el día. Papá conejo platicó que cuando se dirigía al trabajo brincaba por la pradera como brincan los conejos cuando están activos, mientras veía a otros papas conejo que llevaban sus herramientas para hacer su labor diaria.
Todos lo escuchaban con atención porque sabían que cuando terminara de hablar les tocaría su turno y era muy emocionante poder decirle a toda la familia lo que habían sentido, lo que habían visto, lo que escuchaban durante el día y hasta lo que saboreaban…
Mamá conejo les dijo que salió a recolectar las hortalizas y las frutas para preparar la comida y que rápidamente corría  de un lugar a otro para cortar algunas flores que pondría dentro de un jarrón amarillo en el centro de la mesa.
Los pequeños conejitos levantaban las orejas  que eran ¡muuuy! grandes al igual que sus dientes   veían con los ojos de la imaginación  a mamá preparando con mucha alegría la sabrosa y nutriente comida.
Cuando llego su turno para hablar, los dos conejitos empezaron al mismo tiempo y no se les entendía nada, levantaban la voz para ver quien gritaba más fuerte, pero entonces decidieron con una rápida mirada y un guiño de ojo (hacerlo)  quien empezaría primero.
Quedaron en silencio esperando a ser escuchados…
Habló el más pequeño de los conejos, que en realidad era el mayor, o no,  eran de la misma edad:
       Yo fui con mi hermano a la escuela… dijo
Asistía a una escuela para conejos, como las hay también para peces y para elefantes y para niños.
 Continuó diciendo…
Además de aprender jugando, jugué aprendiendo con mi maestra. Salí en el recreo a comer mis zanahorias dulces y a descansar mientras miraba a mis compañeros conejos y conejas reír, correr y hasta pelear por una pelota; pero era tan divertido verlos que me reuní con ellos disfrutando protegidameeeente… luego  llego la hora de regresar al salón. 
Estaba cansado y con sueño pero contento de tener un día más para aprender jugando y jugando a aprender. En poco, pero muy poquito tiempo, había que estar alerta para cuando mama coneja llegara por los conejitos para ir a casa.
El siguiente conejito dijo:
Yo he tenido mucho sueño, cuando me levanté por la mañana me sentía cansado. Por la noche no he podido dormir como duermen los angelitos conejos disfrutaaando, sonrieeendo… y a mí me gusta dormir como descansa un ángel conejo.
De pronto escuchó una voz dentro de su cabecita de conejo que le decía:
       Yo no sé si tu vas a dormir muy bien, pero muuuy bien… cada noche después de platicarles a tu papá, a tu mamá y a tu hermano ¿cómo te sientes? lo que más te  gusta y lo que no te gusta… porque a los niños conejos les gusta jugar, brincar e ir a las fiestas de sus amigos conejos cuando están descansados y alegres.
Mientras terminaban  de platicar se podía ver a toda la familia ahí reunida cerrando sus ojitos ya rojos de sueño, esta noche sería la mejor noche de todo este tiempo, era una noche especial…
Se escuchan amorosamente, se miran con ternura y comprensión y esto les hace sentir en el centro de su pecho muy cerca del corazón, un calorcito agradable, como el que se siente cuando estas protegido por el amor de tus papas.
Se dieron las buenas noches y se fueron a dormir con la ilusión de volver a verse por la mañana.
Usar metáforas con niños es una estrategia muy fácil de elaborar y está al alcance de cualquier persona. Usar a los animalitos como referencia para explicar conceptos o para corregir los errores es muy beneficioso para todos.
Twitter @beatricealvare9